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La
planta desaladora de
agua del mar en la zona
de Agua Amarga, junto a
Urbanova, va ha producir
un grave perjuicio en
todo el litoral formado
por Urbanova, El Altet,
Arenales, Carabassi y la
Reserva Marina de la
isla de
Tabarca.
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La
desaladora se construye
en un árera del
litoral del
término de
Alicante en la que se
encuentran presentes
comunidades vegetales
protegidas por la
Directiva Europea de
Hábitats.
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La
planta desaladora
arrojará
diariamente al mar
millones de litros de
salmuera (agua
hipersalina, con una
concentración de
sal superior al 70%,
similar al agua del Mar
Muerto) y otros
productos
químicos
contaminantes.
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La
salmuera vertida, por su
alto contenido de sal
afectará a la
flora y la fauna marina
de las playas
próximas.
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La
aguas con salmuera se
vertirá
direrctamente al mar en
la Cala de Los Borrachos
en Alicante.
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La
planta desaladora
consume una gran
cantidad de
energía
eléctrica por lo
que el alto prrecio del
agua desalada no
podrá ser
destinada a
regadios.
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LA
UNIDAD DE
BIOLOGÍA MARINA
DE LA UNIVERSIDAD DE
ALICANTE ALERTA DEL
IMPACTO DE LAS PLANTAS
DESALADORAS SOBRE LAS
PRADERAS DE POSIDONIA
OCEANICA
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Las
praderas de posidonia
oceánica de
nuestras costas
podrán verse
afectadas por la
construcción de
desaladoras en el
litoral, ya que es una
planta muy sensible a la
alta salinidad,
según han
expresado varios
investigadores de la
Universidad de Alicante.
La Unidad de
Biología Marina
de la Universidad de
Alicante está
llevando a cabo, desde
hace unos años,
una investigación
acerca de los impactos
ambientales que pueden
producir la
desalación de
agua de mar mediante
osmosis inversa. El
estudio comenzó a
raíz de la
construcción de
grandes desaladoras en
el Mediterráneo,
tema en el punto de mira
de muchos afectados por
esta problemática
tan discutida
actualmente.
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Se
ha estudiado que sobre
el medio marino, el
impacto viene dado por
el vertido de agua de
mar concentrada, que
contiene una cantidad de
sal superior a la del
agua de mar normal. Este
factor afecta en una
medida u otra a los
distintos organismos,
dependiendo de su
tolerancia y capacidad
de adaptación a
los cambios. Aquellos
organismos marinos que
no son muy resistentes
como las praderas de
Posidonia
oceánica, que
además se
encuentra en peligro de
extinción, son
algunas de las
más afectadas por
la amplia
distribución en
las zonas en las que se
están
construyendo las
desaladoras
mediterráneas. La
Posidonia, exactamente,
es muy sensible a los
aumentos de salinidad y
para que los residuos de
una desaladora no
afectaran a las praderas
de Posidonia
tendría que
llegar hasta ellas de
forma muy
diluida.
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